viernes, 31 de octubre de 2008

Los jardines de la Costa del Sol (1)

Los jardines aristocráticos y burgueses de la segunda mitad del siglo diecinueve.

Fue ésta la época del jardín artístico y artesanal. Estuvieron pensados globalmente para el disfrute de la naturaleza, pero se diseñaron de manera concreta para la contemplación de lo bello en el sentido más amplio: una panorámica marina, el juego del agua entre lo verde, la vegetación del entorno, o un detalle constructivo de su mobiliario.
Este carácter contemplativo contagia a toda su arquitectura. Son jardines ideados para un distraimiento sosegado y tranquilo de un reducido número de personas.
Se trató de jardines acondicionados para los paseos a pie, la estancia prolongada en lugares de cómodo asiento - en bancos de glorietas o cenadores donde es posible la contemplación del paisaje, la ensoñación de la mente, la tertulia grupal o el coloquio íntimo -, el disfrute de los espectáculos de moda en dicha época –bailes de salón, teatrillos al aire libre,…- y otras distracciones y placeres al aire libre como los baños.
Se crearon entonces los jardines históricos más representativos de la Costa del Sol. Entre ellos, los primeros parques públicos (Alamedas principales de Málaga y Marbella, un conjunto de magníficos jardines en fincas privadas próximas a los núcleos urbanos (Jardín de la Concepción, del Retiro, Hacienda San José, La Cónsula,…), los jardines asociados a los primeros establecimientos dedicados a baños públicos - como los del Carmen - y hoteles románticos (Miramar, etc., y los jardines de las mansiones burguesas de nuevos barrios periféricos como El Limonar.
El Jardín de la Concepción (Málaga capital).
Nos encontramos aquí ante el más destacado ejemplo de jardín en una finca privada próximas al núcleo urbano, que proliferaron en la época y se usaban como quintas de recreo campestre por la nobleza y la burguesía local.

Al contario que las familias veronesas de los Capuletos y Montescos, en la segunda mitad del siglo diecinueve se produce la boda de los hijos de los dos principales magnates y hombres de negocios malagueños(poseedores de minas, fábricas, fincas agrícolas, comercios, navieras,…): Jorge Loring y Amalia Heredia.
Como regalo de bodas (año 1857) reciben una finca de recreo a tan sólo seis kilómetros (media hora en diligencia) del núcleo urbano, en lo alto de los montes próximos, y desde donde se contempla toda la ciudad.
Las inquietudes culturales y artísticas de estos dos jóvenes – que habían tenido una esmerada y cosmopolita educación-, a la par que la gran riqueza de sus familias, se conciertan para crear en La Concepción (13.400 metros cuadrados) uno de los jardines más lujosos y excelentes de la Andalucía de su época. Sólo es comparable por su munificiencia con los jardines de las residencias de invierno (Palacio de San Telmo en Sevilla) y verano (Palacio de Orleans en Sanlúcar de Barrameda-Cádiz- de los Duques de Montpesier.
La joven pareja armonizaba ampliamente. Ella se encargó de las plantas, con ayuda de un experto jardinero francés, y Jorge Loring - que ejercía la profesión de ingeniero pero estaba hondamente interesado en las bellas artes-, diseñó las maravillosas infraestructuras de este parque: viviendas e instalaciones auxiliares y todo su complejo hidráulico (estanques, albercas, fuentes, cascadas y puentes).

La arquitectura y el mobiliario de este jardín estuvo destinada, como ya se ha dicho, tanto al disfrute de la naturaleza como a la contemplación de lo bello. Lo mismo se puede decir de sus paisajes de agua y vegetación. No hay lagos pero si una red de estanques, fuentes y cascadas repartidos por todo el jardín, que le dan un sonido relajante.

La edificación residencial del Jardín es una Casa Palacio copiada de una similar de la Florencia renacentista, que les agradó en una de sus visitas a la ciudad de Dante.

Saliendo por su puerta principal y bajando las escaleras nos encontramos con un magnífico estanque circular inspirado en las mejores villas pompeyanas del Imperio Romano. En su centro hay una estatua en piedra de un joven tritón y sus aguas estuvieron alfombradas de nenúfares rojos y amarillos. En los laterales de la Casa Palacio hubo otros estanques con fuentes como las del Sarcófago, el león o las Tres Gracias. Asimismo, existió una alberca para el baño al aire libre, rodeada de columnas.
Poco más allá se levanta el Museo Loringiano, con una arquitectura de estilo clásico grecoromana. Fue su museo arqueológico y pinacoteca particular, donde coleccionaron las piezas adquiridas en sus viajes por toda Europa.

En las proximidades hubo también un teatrillo al aire libre y un salón de baile de verano. El primero ocupó un terreno llano y le daban sombra cuatro grandes plátanos orientales. El segundo se asentó en una prominencia del relieve a la que se accede por una escalera de rocas, tapizada por buganvillas y rosas. Posee una gran pérgola oculta con plantas enredaderas, que le proporcionan un ambiente fresco y sombreado a cualquier hora del día.
Existieron también numerosas dependencias auxiliares como las casetas de los guardas y los jardineros, los invernaderos y los viveros.

Tanto en la parte alta como en la baja, toda la finca está surcada por un laberinto de senderos y paseos; unos son íntimos y recoletos, y otros espaciosos y abiertos. Nos sorprenden al desembocar en glorietas con cenadores o quioscos rematados en cúpulas de cerámica, que tienen además la vocación de miradores privilegiados sobre la ciudad de Málaga y el mar Mediterráneo.
Además de este mobiliario, el jardín merece unos comentarios aparte en lo referente a su vegetación.

Su parte alta está inspirada en el jardín inglés, aparentemente más caprichoso y espontáneo, copiando a la naturaleza, mientras que la zona baja responde más al canon del jardín francés, más racional y geométrico.
En cualquier caso, es un jardín elaborado artesanalmente tanto en la práctica como en la mente de sus propietarios. Los motivos de inspiración fueron los mejores jardines burgueses y de la nobleza que visitaron en sus viajes por países como Francia, Alemania, Suiza, Austria e Italia. De cada uno de ellos trajeron algún detalle de su arquitectura, decoración o fisonomía vegetal. Las mismas plantas se adquirieron a estos jardines.

Uno de los aspectos que llama la atención es su riqueza vegetal. Consta de 66.000 plantas, lo que dada su superficie relativamente pequeña supone una densidad de unas cinco plantas por metro cuadrado, mientras que el Parque de La Alameda de Málaga capital, por ejemplo, sólo tiene la décima parte.
Un segundo elemento singular es el cosmopolitismo y variedad de su vegetación, representativa de los cinco continentes. Hay más de mil plantas diferentes. De ellas, ochocientas proceden de fuera de Andalucía. Hay más de doscientas especies de plantas americanas, africanas o asiáticas.
Un tercer aspecto diferenciador es que se trata de uno de los mejores jardines de plantas subtropicales del Mundo. En Europa sólo hay otros dos de características semejantes en Niza (Les Cedres) y Madeira (Monte Palace de Funchal). De estas plantas subtropicales, la mejor representada es la palmera, con cerca de un centenar de especies diferentes. No obstante, hay un gran número de plantas sorprendentes como el sagu y la palma de sagu de China y Japón, el Ave del paraíso de Madagascar o el Palo Borracho sudamericano. Su condición de jardín subtropical queda más patente en la parte alta y en el nuevo palmeral. En la parte más elevada del Jardín de la Concepción se investiga ahora la labor de jardinería más adecuada para una frondosa masa de árboles y arbustos que alcanzan decenas de metros y luchan encarnizadamente por la luz, como en una jungla asiática o una selva africana, cosa difícil de ver en los parques públicos al uso.
Una última cualidad de este jardín es que están representadas más de la mitad de las familias de plantas con flores (angiospermas) del Mundo. Los investigadores las han estudiado con detenimiento en los últimos años y han llegado a sus primeras conclusiones, algunas lógicas (la mayoría de las plantas florecen en primavera) y otras sorprendentes (en otoño florecen menos plantas que en invierno).
Transcurrido siglo y medio el jardín histórico se ha convertido en uno de los mejores jardines botánicos de Andalucía, España y Europa.
Los ingresos obtenidos mediante visitas educativas y turísticas han permitido mejorarlo y enriquecer su paisaje y su diversidad vegetal aún más si cabe. Así, ha incorporado entre sus nuevas atracciones para el visitante algunas novedades como un jardín en forma de mapamundi con todas las palmeras del Planeta- se pueden ver las palmeras más gruesas y delgadas y las más bajas y altas del mundo, así como las de formas más curiosas como unas que parecen árboles corrientes –, una ruta botánica por los 80 árboles más conocidos de los cinco continentes, y una colección de cactus de más de 400 especies.

Menos conocidas del gran público son otras actividades que compaginan lo bello con lo útil de este jardín romántico. Una de ellas es su funcionamiento como asilo de plantas procedentes de jardines malagueños que van a desaparecer por causas diversas –muerte o vuelta de los propietarios a sus países de origen, próxima urbanización, …-; otra es la de museo de colecciones de plantas y banco de semillas de especies en vías de desaparición como cerca de medio centenar de variedades de viñedos andaluces que poblaban antaño los campos de cultivo, otra de nenúfares, y una recientemente legada por un ciudadano alemán de cactus, a la que ya hemos aludido. Asimismo, en un invernadero de nueva construcción se esta estudiando la aclimatación a espacios exteriores de especies de jardín típicas de interiores, y otras procedentes de jardines botánicos del resto del Mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quién viviera allí y no en un piso mileurista