domingo, 15 de junio de 2008

LAS MAFIAS ESLAVAS EN LA COSTA DEL SOL

Las mafias de los gélidos países de Europa Oriental tienen desde los años noventa en la Costa del Sol malagueña su particular “Jardín del Edén”.

La causa de esta predilección hay que buscarla en tres tipos de atractivos.
Los primeros son naturales como el clima opuesto al de su tierra - con más de trescientos días de sol y temperaturas que no bajan de los 18 grados -. Los segundos son sociales. Las urbanizaciones costasoleñas son una Babel habitada por ciudadanos de decenas de países del mundo que no se conocen unos a otros, y comparten un laberinto de calles apenas transitadas y a las que se accede por rigurosos y vigilados controles. Existe, pues, la posibilidad de confundirse en el anonimato entre los cientos de miles de ciudadanos europeos que viven aquí. Y, obviamente, la Costa del Sol malagueña presenta atractivos de índole económica para estas mafias, como la posibilidad de lavar sus impresionantes fortunas en negocios turísticos e inmobiliarios. No en vano, en esta zona se han estado construyendo miles de viviendas anualmente, a una velocidad desconocida en el resto de Europa.
A esta franja del litoral andaluz, pues, se han venido a vivir, con sus familias y colaboradores directos, los avtorietys (máximas autoridades criminales) y los vorzkonen (ladrones de ley). En cierta manera copian el patrón de la emigración de los capos sicilianos a las grandes ciudades estadounidenses, cuyo ambiente quedó retratado en la novela “El Padrino” de Mario Puzzo y las películas de Francis Ford Coppola, aunque se organizan por redes de mafiosos vinculados a negocios afines más que por lazos familiares.

Desde la tranquilidad de este rincón del sur de Europa dan sus órdenes a mandos intermedios y su nutrida tribu de escalafones inferiores, pare seguir con las vastas operaciones que desarrollan en sus países natalicios.

Y ello desde no hace más de dos décadas. Sus organizaciones reúnen - en países como Rusia, Bielorusia, Polonia o Ucrania - todas las tareas antisociales que nadie quiere realizar, pero que muchos están dispuestos a pagar: asesinatos y palizas por encargo, amenazas, coacciones, extorsiones y cohechos. Estas mafias son también las que sustentan las redes de pornografía infantil, tráfico de menores, drogas, coches de lujo y armas.
Sin embargo, su conversión en magnates multimillonarios es reciente. Procede de la desaparición de la Unión Soviética con la caída del régimen comunista a principios de los noventa. Entonces aprovecharon el vacío de poder existente y se convirtieron en importantes hombres de negocios, junto con otros magnates afincados en grandes urbes europeas (como Abramovich, que es propietario del principal club de fútbol londinense, el Chelsea). Por métodos más o menos oscuros se hicieron con los bonos de las grandes empresas estatales. Entre ellas, las de producción de energía y petróleo (Rusia produce el mismo número de barriles que Arabia Saudita), y sus ganancias crecieron exponencialmente.

Con todo, no es por éstos, sino por otros negocios más turbios que los servicios de inteligencia del Reino Unido (el famoso MI5 del Agente James Bond 007), Alemania o Estados Unidos (el FBI) llevan años siguiendo sus huellas. Estas bandas mafiosas de los países del Este se han venido dedicando al contrabando de cobalto y plutonio, minerales que pueden ser utilizados en la fabricación de armamento nuclear, y alcanzan precios similares al oro y el platino en su versión radiactiva.
La policía europea y española está también alertada por otros motivos. Las ganancias de estas mafias son tantas que están siempre lavando, el dinero claro. Se procuran despachos profesionales de abogados que actúan casi en exclusiva para su organización. Se dedican a legitimar los capitales generados, blanqueándolos e integrándolos en el sistema financiero legal a través de ampliaciones de capital, préstamos, tránsitos de dinero a paraísos fiscales como Chipre o Letonia, e inversiones en el extranjero. Además, han creado "empresas pantalla", con las que justifican sus inversiones millonarias, así como compañías de ocultación financiera.
Asimismo, están empezando a crear sus propios negocios en la costa. Se sospecha que disponen de grupos organizados dedicados a roban anualmente coches de lujo que desguazan y exportan por piezas para su reventa en sus países de origen. Estos grupos se cree que son también los responsables de crueles ajustes de cuentas. Desde hace unos años se sospecha que las mafias rusas aquí asentadas presionan a otros millonarios eslavos que se han venido a vivir a esta zona – como los anteriores, no sólo buscando el buen clima, sino también invertir sus ganancias - exigiéndoles un porcentaje de las inversiones que realizan en España. Es un método similar, en cierta medida, al que emplean las mafias chinas que cobran el impuesto de protección a los compatriotas que poseen restaurantes, si no quieren ver sus negocios incendiados o destruidos. Ambas mafias han roto una especie de pacto no escrito existente entre los clanes mafiosos aquí establecidos desde los sesenta - italianos, ingleses o franceses -, consistente en evitar tiroteos y asesinatos con objeto de no llamar la atención de las autoridades.Los cabecillas de estas mafias rusas viven en inmensos chalets de las urbanizaciones más prestigiosas. Algo así como diez veces mayores que los pisos de los jóvenes mileuristas, sin incluir sus jardines, con el tamaño de cualquier parque de barrio.

Estos grandiosos inmuebles están rodeados de altos y espesos muros, como los de un moderno castillo medieval, que cercan y ocultan el lugar. Cámaras de vigilancia y guardaespaldas particulares controlan día y noche el perímetro de cada mansión.

Si tenemos la oportunidad de acceder a su interior, las mansiones de los grandes jefes de las mafias orientales son de esas que figuran entre las más caras y sofisticadas en las revistas de arquitectura y hábitat. En ellas no faltan las vistas espectaculares sobre el mar, los valles y montañas próximas, el jardín de diseño, el gimnasio, las pistas deportivas, el jacuzzi y la piscina.

Con sus faraónicos capitales llevan un tren de vida cotidiana de alta velocidad. Invierten continuadamente en bolsa y en banca. Compran ingentes cantidades de suelo residencial e industrial y adquieren cientos de viviendas. Acuden a todas las grandes subastas de obras de arte para tener en su salón de estar cuadros de Picasso y Dalí. Cuando no están reformando sus propiedades se dedican a viajar.

Figuran entre los vecinos más elegantes y discretos de sus urbanizaciones. Jóvenes y poco habladoras rubias treinteañeras son sus amas de casa. Sus hijos van a los más selectos colegios y hablan español, inglés, francés y ruso, como lo hacían los hijos de los dignatarios en la Corte de los Zares. Para desplazarse tienen avionetas y yates particulares, y una sensacional colección de coches de alta gama (Porsche, BMW, Mercedes, Ferrari…. En el puerto de Banús se les oye hablando en lengua eslava, vestidos con indumentarias a la moda y luciendo esplendorosas joyas, que nada tienen que envidiar a las de los magnates árabes.