sábado, 14 de marzo de 2009

PAISAJES MEDITERRANEOS DE IDA Y VUELTA (21) CIUDADES Y PUEBLOS FORTALEZAS DE LAS ISLAS GRIEGAS.

Las tierras costeras del centenar de islas griegas habitadas, de las más de mil quinientas que existen, no han sido el paisaje idílico que ofrecen al actual turismo de cruceros.

Más bien han sido el escenario histórico de una milenaria oleada de invasiones, guerras y conquistas, de piratería y bandidaje, entre las grandes potencias del Este (Fenicia, Turquía,…), Sur (Imperio islámico, Argelia o Berbería,…) y Norte (España, Francia, Repúblicas italianas como Génova o Venecia) del Mediterráneo. La entrada imprevista de alguna flota en las costas de estas islas se saldaba en ocasiones con el exterminio de sus habitantes.

De ahí que las pequeñas poblaciones se dispusieran en ensenadas protegidas en las que era difícil y lenta la entrada de los buques. Pero, las grandes ciudades comerciales y militares de las islas mediterráneas, con puertos donde entraban y salían las grandes armadas navales y los galeones mercantiles, hubieron de recurrir a la ingeniería militar, aprovechando las ventajas naturales que ofrecía el relieve marino y terrestre.
Uno de los mejores y más antiguos ejemplos es el de la ciudadela de Rodas, quizás la que mejor se han conservado hasta nuestros días.Fue fundada en el siglo XI – por la orden de los Caballeros Hospitalarios - para proteger a los peregrinos de los Santos Lugares, que continuaron la labor de la Orden de los templarios (una vez que éstos desaparecieron en el año 1312). Durante cuatro siglos Rodas fue el principal bastión defensivo y ofensivo de las fuerzas aliadas cristianas frente al Islam. Desde aquí se organizaron alianzas y cruzadas contra los árabes y los turcos. Finalmente la fortaleza fue sitiada y conquistada por el emperador turco Solimán el Magnífico (año 1522). Los 650 caballeros supervivientes - junto con unos 6.000 habitantes- cedieron la ciudad ante un ejército de 100.000 hombres tras 6 meses de asedio. Los supervivientes se afincaron en la segunda gran ciudadela-fortaleza del Mediterráneo: La Valletta (Malta).

La ciudad de Rodas estuvo defendida en todo su perímetro por una triple muralla de varios metros de espesor y un entorno de relieve escarpado, que hacía difícil el movimiento de las tropas enemigas. Una treintena de torres resguardaban – de trecho en trecho – cada una de estas murallas. Por el frente marítimo había una estrecha embocadura para acceder a la dársena portuaria, escoltada por dos grandes torres que prolongaban la muralla de la ciudad, y cuyas aguas se cerraban con grandes cadenas de hierro, pare evitar la entrada de la flota enemiga
La ciudadela se dividía interiormente en barrios de las siete nacionalidades o lenguas de los órdenes militares: Francia, Provenza, Auvernia, Aragón, Castilla, Italia e Inglaterra. Cada una de ellas tenía su propia posada o mansión. La orden tenía a su máxima autoridad en el Gran Maestre. Los caballeros tenían voto de pobreza y castidad y llevaban escudero.

La isla de Malta, cuyo principal baluarte defensivo era su capital, La Valletta, la sustituyó en su papel de avanzadilla militar de las fuerzas cristianas en el Mediterráneo a partir del siglo XVI y hasta el siglo XIX. Su ciudadela militar fue diseñada por el Gran Maestre de la Orden de Malta, el francés Jean de La Valletta, que le dio nombre, tras resistir el asedio de Saladino en 1565. Es, quizás, el mejor modelo de ciudad fortificada y nobiliaria. En este caso el recinto fortificado se situó en un islote rodeado por las aguas de dos entrantes marinos, cuyas embocaduras podían cerrarse también por cadenas, y estaban escoltadas por grandes torres defensivas. Además, estaba rodeada por otras pequeñas islitas igualmente fortificadas al extremo, desde donde se asediaba lateralmente al invasor. En su interior había varios perímetros amurallados que aseguraban una prolongada resistencia militar.

Sin embargo, a diferencia de Rodas, fue una ciudad planificada con una trama urbana geométrica y racionalista. De hecho, fue la primera que se construyó en Europa siguiendo las pautas de un plano bosquejado previamente. Cada barrio – con estructuras simétricas- y cada calle se planificaron incluyendo sus necesidades de alcantarillado y drenaje de las aguas, y su iluminación mediante antorchas situadas en las esquinas, y siempre de la mano de una figura religiosa. Un santo custodiaba los límites de cada parroquia.

Sus edificios más representativos – siguiendo el ejemplo anterior de la ciudadela de Rodas – eran las “posadas” o “alberges”, donde residían los caballeros de las órdenes militares de distintas nacionalidades. Todos ellos eran miembros de las familias más nobles y ricas de Europa. Gracias a lo cual, se construyeron suntuosas mansiones. El Auvergne de Castilla, León y Portugal, una vez restaurado, es hoy la sede del Primer Ministro.

Otras ciudadelas famosas fueron levantadas entre los siglos XIV y XVII por la República de Venecia en su imperio marítimo. Dentro de estas ciudadelas estaban edificios singulares como el Palacio, la Iglesia, la armería, la cárcel y la lonja. Entre ellas destacan las de Corfú e Iraklión (Isla de Creta). En el primero de estos núcleos se eligió como emplazamiento un istmo avanzado sobre la bahía en que se asienta la población. Istmo que tenía dos empinadas prominencias, cuyas cimas fueron convertidas en fortalezas defensivas donde se podía refugiar la población en caso de peligro. Su invasión se veía dificultada por cuatro gruesas y redondeadas torres en cada una de las esquinas del islote, y otra en su sector central, más llano. Además, la seguridad quedaba reforzada oon un cinturón de tres murallas perimetrales dispuestas sucesivamente en las laderas más bajas, antes del comienzo de los dos empinados cerros testigos.

Una situación parecida a Corfú presentaba la fortaleza defensiva de Iráklion, capital de Creta. Una ciudadela amurallada construida en el siglo XII por los genoveses - y remodelada y ampliada por los venecianos-, se situó en un islote avanzado sobre la costa llana en que se asienta la ciudad, y la protegía de posibles invasores.

Una nueva modalidad de ciudadela defensiva fue la del islote defensivo que funcionaba, a la vez, como recinto de la ciudad habitada. Uno de sus ejemplos mejor conservados es el de la ciudad dálmata de Kórcula. Se asienta en un islote relativamente llano, aislado y rodeado por el mar.
El perímetro urbano está amurallado y el caserío constituye una segunda línea defensiva, ya que las casas están tan pegadas entre sí, que dificultan la entrada del enemigo, mientras que las calles principales se disponen como anillos paralelos a la muralla marítima.

Otro ejemplo fue el del islote defensivo con un relieve muy empinado. La ciudadela defensiva se dispone en la cima, dentro de un recinto amurallado. Las casas de la población se desparraman por las laderas y, en caso de peligro, sus habitantes suben corriendo y se encierran en la fortaleza

Un último ejemplo es el de Skiros. Su ciudadela defensiva y la iglesia consagrada al patrón local –San Jorge- se ubican en el punto más alto del territorio, con forma de cerro de paredes acantiladas, mientras que las pequeñas casas blancas se desparraman por las laderas de pendientes menos pronunciadas, presentado un cierto paralelismo a los castillos españoles.

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